Manual del candidato perdedor

Acéptelo, usted no quiere ser candidato ¿Se imagina lidiando y haciéndose responsable de cientos o miles de burócratas buenos para nada? ¿Puede visualizarse en el congreso lidiando con todos esos necios de la oposición? ¿Va a acostumbrarse a correr de la nube de reporteros que lo va a seguir a todos lados? No, usted no quiere ser candidato. Le dieron la nominación porque “el gober” es su compadre y ni modo que se negara, acabaron candidateándolo porque no había otro ingenuo que entrara al quite, usted no se metió, lo metieron. Mala suerte. Pero ya que la maldición ha caído sobre usted ¿Cómo quitársela de encima?

El problema es que habrá muchos que le dirán cómo ganar, pero nadie va a decirle cómo perder, bueno, algunos quizás sí lo hagan, pero sus consejos serán pensando que esa es la manera de llegar a la victoria. Así de confuso puede ser el mundo de la lucha electoral. Voy a evitarle la pena de manchar sus memorias con un paso por el sucio mundo de la política. Aquí le presento las mejores y más populares estrategias perdedoras, probadas una y otra vez en el arte de la derrota electoral.

1. Recicle las viejas campañas

Nada como hacer una campaña tradicional para alienar a la gente de su proyecto político. Organice tantos eventos masivos como pueda, con mucho acarreo, hable como político, vístase como político, rodeése de los aduladores de rigor, diga lo mismo que dijo el candidato anterior, procure un discurso vacío, es decir, hable mucho sin decir nada. Si pertenece al partido en el gobierno haga como si la región no sufriera graves crisis de seguridad y empleo, celebre al líder político en turno y si alguien lo critica, salga a toda costa en su defensa. Si usted es de la oposición hable desde el púlpito de la evangelización política, pinte un apocalipsis inminente, y promuévase como el único mesías que puede salvar a la gente.

Pocas cosas pueden aburrir y alejar más a los votantes que una campaña que parece la repetición de la campaña pasada, tanto en discurso, como en tácticas de movilización, eventos y perfil de candidatos. No innove, no haga cosas diferentes, imite las campañas que haya visto en el pasado.

2. Autosabotéese

Primero que nada, nombre coordinador al mejor de sus amigos, especialmente si es muy optimista y no sabe nada de estrategia electoral ni comunicación política. Justifique este suicidio electoral diciendo que quiere alguien de todas sus confianzas en dicha posición. Luego arme un equipo de campaña sin organigrama, así no se sabrá quién tiene que hacer qué, y algunos se pelearán por una responsabilidad, una desorganización clave para perder. Además procure que ninguno de los coordinadores de las diferentes áreas, digase comunicación, prensa, logística, estructura, brigadas etcétera, responda a un perfil básico para llevar a cabo su función. Atribúyaselo a eso de que su campaña es “una campaña incluyente donde todos los grupos tienen cabida”, un argumento indiscutible.

3. Apunte sin ver

Haga muchos discursos, mucha publicidad, muchas carteleras, muchos volantes, así nadie dirá que no intentó ganar, sólo procure que su contenido no esté enfocado a su target electoral, ese que debe persuadir para ganar, háblele igual a todo el mundo.

En sus eventos y reuniones haga como si todos fueran militantes de su partido, se sentirán lo suficientemente alejados de usted como para considerar darle su voto al contrincante. Cuando se pare en la tarima para dar su discurso, hable de temas que no le importen a su audiencia, pero no olvide usar un lenguaje rebuscado y arcaico, ajeno a quienes le oyen, sin sustancia, pero sobre todo concéntrese en la forma. Su oratoria debe restringirse a un soliloquio monótono, una cantaleta repetitiva, un sonsonete lleno de arengas y de estilo declamatorio.

Hable de “la fuerza y la unidad del partido”, de “el liderazgo del señor gobernador o del señor presidente”, diga que “sólo juntos podremos...”, afirme que “hemos recorrido todas las colonias, (o los municipios) y la gente nos ha mostrado su apoyo...”, es decir, use todos los lugares comunes y clichés políticos que tenga a la mano, y hable únicamente de usted y de la campaña, no de la gente, sólo así podrá distanciarse lo suficiente del electorado como para que estos comiencen a sentirse somnolientos.

4. Desperdicie el tiempo

No se trata de ser perezoso, luego dirán que esa fue la razón de su derrota, todo lo contrario, llene su agenda de eventos, entre doce y catorce al día, pero procure que sean eventos sin rentabilidad, es decir, exclusivamente reuniones pequeñas con simpatizantes y eventos masivos con su voto duro, planche una y otra vez la ropa planchada. Si le preguntan por qué está haciendo una barbaridad de ese tamaño, diga que es importante “apapachar a la militancia” ¿Quién puede oponerse a eso?

Otra de las ventajas de mantener este ritmo por más de una semana es que usted tendrá la imagen física ideal del candidato perdedor: cansado, ojeroso, malhumorado. Nadie verá un líder en usted, no podrá convencer ni a su vecino, y su equipo de improvisados no tendrá idea de por qué.

5. Responda a todos los ataques de su rival

¿Le gusta el pleito? Lleva las de ganar, engánchese a la menor provocación. Si su rival hace alguna crítica o cuestionamiento, haga inmediatamente una declaración, si él o ella se pone a hablar de un tema que es anti-estratégico para su campaña, refiérase a ese asunto en la próxima oportunidad, así permitirá que sea su contrincante quien establezca la agenda mediática, impondrá los temas a discutir, los que más daño le harán a usted o que le resultarán menos rentables, lo pondrá a defenderse de ataques todo el tiempo. Es como si usted eligiera jugar de visitante y dejar que el rival lleve la ofensiva el partido entero. Cuando pierda la batalla mediática, la electoral será la siguiente.

6. Sea el intelectual de la elección

Diseñe tantas propuestas como pueda, todas muy bien estructuradas, planeadas. Y cada vez que dé un discurso o una entrevista concéntrese en hablar de su plan de gobierno o las iniciativas que impulsará, use muchas cifras y datos, cite su plataforma electoral todo el tiempo, luego hable largamente de su trayectoria, de todos los detalles que lo hacen el mejor candidato.

Siempre diríjase al el electorado como si fueran un conjunto de individuos racionales, y nunca muestre una sola emoción, jamás muestre la menor empatía, imagine que estuviera en la cúspide de la autoridad tecnocrática, robotisese, no de signos de ser una persona normal.

Trate de convencer con la razón, de argumentos lógicos, pero del modo más desapasionado y ajeno que le sea posible, no provoque emociones en la gente, huya de lo sentimental.

Este es un recurso invaluable para simular la competencia electoral, porque aunque usted puede ser efectivamente el candidato de las grandes ideas, dejará que su rival conquiste el ánimo y los corazones de la gente, el verdadero objetivo de toda campaña inteligente. Gracias a la falacia de la acción racional del electorado, usted podrá justificar el descalabro el día de las elecciones: ¿Quién iba a decir que la gente prefiriera otra cosa que no fueran las propuestas?

7. Tenga una campaña multimensaje

Un factor esencial para desarrollar una campaña de comunicación fallida es hablar de muchos temas, tener muchos slogans, que cada discurso sea diferente. Antes que nada, procure no repetir, aléjese de la disciplina discursiva.

La fuerza de una comunicación efectiva está en la repetición, evitarla es la única manera de asegurar que la gente no tenga idea de cuál es su mensaje, varíe su discurso y sus temas, así hasta evita aburrise. De este modo impediremos que se forme una imagen pública homogénea y congruente, todos tendrán una idea diferente y percibirán a un personaje difuso, indefinido. Aún mejor, trate de contradecirse entre lo que dice y lo que aparenta, véndase como un candidato joven y enérgico a través de la publicidad, pero en persona asegúrese de parecer pequeño y decaído, la respuesta automática de la gente entre lo que escucha y lo que mira es el rechazo, y de ahi no hay regreso.

8. Pierda el reflector

Permita que en los eventos hable hasta el más desconocido de los lidercillos locales, que hablen todos, largo rato, así la gente llegará cansada al momento de escucharlo a usted, y en realidad no estarán prestando atención. Aun mejor: que quienes hablen sean los personajes más desgastados de la escena política, que sean mal vistos por la comunidad, así le asociarán con ellos y le retirarán su confianza. Nunca use a vecinos de los asistentes, o gente que tenga autoridad moral, eso tendría el efecto contrario al que buscamos, queremos hacer las cosas que siempre se hacen en campaña, no las que funcionan.

9. Hágalos pensar que va a perder

Una regla inamovible de las campañas electorales es que la gente debe creer que usted puede ganar. Encarguese de que la opinión pública piense que usted no va a ganar, que se diga en lo medios, la gente debe replicar esa idea, levantar dudas, cuestionar la posibilidad de que pueda triunfar. Esto ni siquiera tiene que ver con la preferencia electoral, sino con la percepción pública con respecto a la viabilidad de la victoria. Haga muchos cambios en su equipo y procure que esto se haga público, “relance” varias veces su campaña, reúna a su gente y dígales que van perdiendo, que las preferencias van a la baja, acúselos de ser responsables de ello, desmoralícelos con críticas destructivas, ellos se encargarán de difundir fuera de la campaña el ánimo que hay al interior.

10. Evite la omnipresencia

En una campaña sensata, el candidato sólo puede estar en cierto número de eventos, por lo que para dar la sensación de que la campaña está en todos lados se implementan la vertiente de “campaña sin candidato”. Diga que ese no es su estilo, que usted quiere saludar a todo el mundo personalmente y concentre a todo su equipo en su agenda particular, eso permitirá reducir su visibilidad al mínimo. Ordene que los utilitarios y propaganda sólo se distribuya en sus grandes eventos, en pos de la organización y evitar el derroche.

Es importante que no se hable mucho de su actividad de campaña en los boletines de prensa, y de preferencia que sean redactados por algún irresponsable que los envíe después de la hora de cierre de las publicaciones impresas.

11. Use las redes sociales como medios tradicionales

Hay una regla básica de la estrategia electoral en social media: En los perfiles que se ostentan como cuentas oficiales de un candidato debe parecer que éste es quien las usa, después de todo no es tan difícil, con dos o tres mensajes y una foto tomada desde su celular es suficiente para hacer esta conexión.

La manera más popular de hacer un uso incorrecto de las redes sociales es dejar que alguien del equipo utilice la cuenta y mande montones de mensajes diariamente en el momento mismo en que el candidato esté dando un discurso, cuando esté en una entrevista, así logrará romper el convenio implícito entre los usuarios de las redes sociales y el candidato, sabrán lo obvio: que los mensajes a su nombre no son más que una estratagema mercadológica lanzada por un tercero.

Procure también borrar todos los comentarios que sean mínimamente negativos, para dar una sensación de autoritarismo y alejamiento de la realidad. Le simplifico: imagine que se trata de un medio vertical como los tradicionales, donde usted dice algo y los demás deben escuchar, como un medio chayoteado, pero sin la intervención del reportero chayotero. La naturaleza de las redes sociales es la interacción, evítela, no le conteste nada a nadie.

Por último, niéguese a eliminar esos viejos álbumes de fotos que se tomó en su último viaje por Europa, o posando en su departamento de New York, o de compras por Paris, diga que no tiene nada que ocultar, que quiere dejar que la gente lo vea tal cual es, lo cuál de hecho es verdad, verán a alguien que no se parece para nada a ellos.

Siguiendo todas estas tácticas podrá enfrentar la campaña electoral con la confianza de que se dirige a la derrota electoral, sin que por ello puedan echarle el resultado en cara, parecerá esforzarse, pero será víctima de una mala pasada del destino. Además, muchos estarán siguiendo los mismo pasos que usted, sin saber que caminan hacia el desfiladero electoral, así que nadie podrá decir que fue su estrategia en particular la que lo llevó al fracaso, al fin y al cabo, es lo mismo que tantos candidatos hacen.

*Artículo publicado originalmente en la revista Todo Es política, edición de Abril 2013.

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